Expresidentas y expresidentes de la AAH

Brindamos aquí una sucesión de semblanzas profesionales y humanas de quienes resultaron honrados con la posibilidad de pensar y posicionar la Asociación Argentina de Hispanistas en nuestro medio académico y en el internacional.

Su obligado recuerdo es posible gracias a la desinteresada contribución de colegas cercanos a la figura homenajeada.

Ana María Barrenechea (Presidenta honoraria 1989-2010)

Trazar una semblanza de Ana María Barrenechea, la primera mujer elegida para presidir la Asociación Internacional de Hispanistas en 1977, supone, en buena medida, dar testimonio del desarrollo de los estudios sobre la lengua y las literaturas española y latinoamericana en la Argentina y de su proyección en el ámbito internacional, ya que su presencia y su activa participación en la docencia, la investigación y la crítica se proyectan de un modo singular en los últimos cincuenta años de la historia del hispanismo. Pero, como sucede habitualmente, esta circunstancia no es obra de la casualidad pues para que alguien llegue a desarrollar una sostenida y fecunda labor de tanta envergadura se requiere la coincidencia de muchos factores aunados que en este caso son, sin duda alguna, las condiciones intelectuales y la capacidad de trabajo que la caracterizan, la personalidad y la simpatía con las que logra transmitir sus conocimientos y ese afán de búsqueda permanente de nuevos lineamientos críticos para confrontar posiciones y renovar perspectivas metodológicas.

Su formación académica en el Instituto Superior del Profesorado, de donde egresa en 1937, le permitió acercarse a grandes maestros entre los que se destaca Amado Alonso, quien supo ver en ella su potencial y la orientó hacia la investigación lingüística y literaria en el Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, que él dirigía entonces, y donde también trabajaban Pedro Henríquez Ureña, María Rosa Lida, Raimundo Lida, Ángel Rosenblat. En los años cuarenta, muchas son las líneas que se entrecruzan e integran en el discurso crítico del Instituto: lingüística, estilística, filosofía del lenguaje; estudios sobre la literatura hispanoamericana y la española, relacionada esta última -particularmente en la obra de María Rosa Lida- con la tradición clásica.

La convicción programática de que no es posible concebir los problemas literarios separados de los problemas del lenguaje regía la dinámica de estos estudiosos y se proyecta en los trabajos de Ana María Barrenechea y en la docencia, tanto en esos primeros años en los que dictará en el Instituto Superior del Profesorado cursos de Lengua castellana y de Sintaxis y Estilística, como a partir de 1958 cuando inicia su actividad docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires al frente de las cátedras de Gramática castellana y de Introducción a la Literatura. En el período que media entre estos dos momentos de su vida académica, obtiene una beca y se doctora en Estados Unidos en el Bryn Mawr College, Pennsylvania, en 1955. Su tesis, La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges, estudio fundacional de la moderna crítica borgeana, es publicada en El Colegio de México en 1957, donde se había desempeñado como becaria en 1954. Inicia así su proyección en otros países de América repitiendo los itinerarios de distanciamiento de muchos de los investigadores del Instituto de Filología que impulsados por las circunstancias políticas adversas, como sucedió con Amado Alonso, se alejaron hacia otros centros universitarios para desarrollar su actividad intelectual.

En el período que media entre 1958 y 1966, su presencia en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras y su actividad como Directora del Instituto de Filología fueron de una enorme significación por cuanto, guiada por el permanente afán de vincular sus trabajos de investigación con la enseñanza, puso en práctica una auténtica renovación de los métodos y de los criterios didácticos. De estos años, en los que desde su cátedra de Gramática proyectó hacia colaboradores y discípulos su potencialidad de maestra, surgió una abundante bibliografía que testimonia sus originales criterios de enfoque sobre los problemas del habla y de la lengua, en trabajos de admirable rigor metodológico que irradia y difunde con apasionada vitalidad en publicaciones directamente consagradas a la enseñanza en varios niveles. De igual modo, se interesa y continúa con sus indagaciones sobre crítica literaria y, junto a Borges, será Domingo Faustino Sarmiento otro de los escritores con el que parece haber trabado un diálogo permanente en el que privilegia la relación del texto con su contexto.

También en esta época tan productiva de su trayectoria académica, va a producirse la vinculación de Ana María Barrenechea con la Asociación Internacional de Hispanistas, precisamente en la etapa fundacional del Congreso de Oxford, en 1962, ocasión en la que presentó su ponencia sobre “La ilustre fregona como ejemplo de estructura novelesca cervantina”, y en la que pasó a integrar la Junta Directiva en calidad de vocal (1962-1968). Su atenta percepción de la necesidad de mantener relaciones con estudiosos de otros países, que compartían el interés común por el estudio de lo hispánico o que -como decía Dámaso Alonso- entendían que “el hispanismo es ante todo una posición intelectual”, la mantuvo siempre interesada en colaborar de forma activa en las periódicas reuniones, logrando mantener los nexos y contactos tan necesarios para que la labor desarrollada en el ámbito nacional alcanzara una mayor difusión a nivel internacional.

En la historia de la Universidad de Buenos Aires, el año 1966 supuso un quiebre en el fructífero desarrollo científico y cultural que había alcanzado pues, muchos profesores, entre los que se contaba Ana María Barrenechea, renunciaron a sus cátedras y cargos ante el avasallamiento de la democracia en el país y en las aulas universitarias. Si bien algunos se vieron obligados a alejarse en busca de trabajo en América y Europa, en su caso particular continuó con su labor de investigación en la Argentina desde el Centro de Investigación en Ciencias de la Educación (Instituto Torcuato Di Tella y simultáneamente desarrollará la docencia en Universidades de los Estados Unidos: Harvard University (1968), Ohio State University (1971-1972), Columbia University (1973-1984). Entre los años 1967-1974, dirigió en Buenos Aires el “Proyecto de estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica” auspiciado por el Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas (PILEI), para el que obtuvo una beca John Simon Guggenheim en 1969. Parte de los resultados fueron difundidos y publicados con sus colaboradoras y más tarde, reunidos en el volumen colectivo Estudios lingüísticos y dialectológicos. Temas hispánicos (Buenos Aires, 1979).

Este modo tan exclusivo de sobrellevar su alejamiento de la Universidad de Buenos Aires, que consistió en trabajar seis meses en Estados Unidos y seis en el país, en una suerte de experiencia vital que recuerda el verso de Lope de Vega: “ir y quedarse, y con quedar partirse”, le permitieron a Ana María Barrenechea no apartarse nunca de la investigación y de la formación de discípulos argentinos mientras que, al mismo tiempo, contribuía a la consolidación de los estudios de literatura latinoamericana entre graduados angloparlantes, ampliando e integrando de este modo los a veces distantes ámbitos del hispanismo internacional. No es casual, por cierto, que sea precisamente en este momento cuando es elegida, en el VI Congreso realizado en Toronto (1977), presidenta de la Asociación Internacional de Hispanistas. Fue la primera mujer que ocupó ese cargo, hasta 1980 en que fue nombrada Presidenta de honor, a la vez que compartía con Ángel Rosenblat, el primer presidente hispanoamericano, además de la territorialidad el haber sido investigadores formados en el Instituto de Filología bajo la influencia de Amado Alonso.

En esta permanente búsqueda de renovación crítica que caracterizaron todos los emprendimientos puestos en marcha por Ana María, se inscribe el discurso de apertura del VII Congreso de la AIH de Venecia (1980) en el que hablaba de la necesidad de “establecer puentes entre tendencias tradicionales y tendencias innovadoras” en el campo de los estudios hispánicos y mencionaba entre estas últimas la crítica de la recepción, las corrientes de los estudios de semántica y pragmática, y junto a los acercamientos ideológicos los aportes psicoanalíticos. Por esos años sus trabajos cubrían aspectos de esa misma propuesta como puede apreciarse en el libro Textos hispanoamericanos. De Sarmiento a Sarduy (Caracas, 1978) que recoge estudios escritos entre 1956 y 1977 en una rica interacción concertada de sus primeros trabajos sobre Sarmiento y otras lecturas como, en particular, la de la obra de Felisberto Hernández en la que potencia su “ex-centricidad, di-vergencias y con-vergencias” por el grado de conciencia “de lo que es el hecho poético como significancia y no como significado, como proceso y no como resultado, como producción y no como producto”.

En el campo de la genética textual, va a centrarse otro de sus renovadores trabajos críticos: Cuaderno de bitácora de “Rayuela” (Buenos Aires, 1983) pues, la reproducción facsimilar del cuaderno de notas en que Julio Cortázar va registrando los procesos de gestación del pre-texto al texto definitivo de la novela y la imbricación de propósitos con que se va construyendo, la lleva a replantear en el estudio introductorio, mediante un muy hábil despliegue y utilización de los aportes de la crítica genética, los múltiples problemas del origen y finalidad del discurso y los incontrolables designios que conducen hacia la estructuración de la obra.

Todo lo expuesto hasta aquí revela una fecunda y continuada labor por la que sus amigos, colegas y alumnos le brindaron un más que merecido volumen de Homenaje a Ana María Barrenechea (Madrid, 1984), editado por Lía Schwartz Lerner e Isaías Lerner para celebrar “al maestro inspirador de vocaciones e inquietudes intelectuales, a la colaboradora de solidaria actuación y estimulante discusión de ideas, a la amiga siempre generosa y cordial”. Si para otros estudiosos este hubiera sido el momento de la calma y el sosiego creador en el remanso que supone el alejamiento de las aulas universitarias, una vez más el camino elegido por nuestra infatigable Anita –permítaseme ahora nombrarla como lo hacemos todos los que hemos frecuentado su cotidiano trajinar– va a ser el más difícil y arduo pero, a la vez, el que tan solo ella estaba en condiciones de recorrer con éxito.

Nuevamente los cambios políticos e institucionales, esta vez felizmente amalgamados con el advenimiento de la democracia en la Argentina, la vuelven a incorporar, en 1984, a la vida académica de la Universidad de Buenos Aires, que en reconocimiento a su trayectoria académica la designa profesora emérita y retoma la dirección del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso” que ha conducido hasta el año 2002. En estos años, fueron muchas y más que merecidas las distinciones que le fueron conferidas: miembro correspondiente de la Real Academia Española en la Argentina (1984), premio “Amado Alonso” del Ministerio de Educación y Justicia (Argentina, 1984), vocal del Patronato del Instituto Cervantes (España, 1992-1993), miembro de Honor de la Asociación Argentina de Hispanistas (1992).

Otra vez se convierte en fuerza generadora de actividades de investigación, y con su probada inclinación a la asimilación de las más renovadoras propuestas lingüísticas y literarias, va a conjugar la incorporación de las tendencias históricas con las más actuales de la teoría literaria que se integraron al Instituto con la incorporación de los investigadores y becarios procedentes de las nuevas cátedras del área, consolidadas a partir de la renovación del plan de la Carrera de Letras. Este difícil equilibrio entre tradición y modernidad, entre los enfoques más acreditados de la Filología hispánica y las tendencias surgidas en otros ámbitos geográficos y teóricos, puede comprobarse en la renovación crítica que ha quedado plasmada en las páginas de la revista Filología, desde el volumen XX (1985) al XXXII (1999). La publicación había estado suspendida por varios años pero con un compromiso personal, hasta de orden económico, logró Ana María Barrenechea poner al día su frecuencia, y afianzó la particularidad de números monográficos, a cargo de un coordinador, que han ampliado hacia diferentes temáticas, homenajes, problemáticas y perspectivas críticas, el espectro antes más restringido y especializado.

Antiguos colaboradores y nuevos discípulos la acompañan en esta empresa de restauración y afianzamiento y sus recurrentes intereses de estudio vuelven a vivificarse y a reaparecer en libros que complementan o amplían sus contenidos y lineamientos anteriores: los dos tomos de El habla culta de la ciudad de Buenos Aires. Materiales para su estudio (Buenos Aires, 1987) y el Epistolario inédito Sarmiento – Frías (Buenos Aires, 1997), en los que participaron colaboradores de ambos proyectos fueron editados por el Instituto de Filología, mientras que en su obra La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges y otros ensayos (Buenos Aires, 2000) incluye el libro anterior y catorce artículos escritos desde 1949 hasta 2000.

De igual modo, los trabajos del “Grupo de investigación sobre genética textual”, proyecto internacional del es que directora, sustentado en un acuerdo multilateral entre el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso”, el Institut de Textes et Manuscrits Modernes, Centre Nationale de la Recherche Scientifique (ITEM, CNRS) y el Grupo de investigación en Genética textual de la Universidad de Poitiers, dieron interesantes resultados con el aporte de esta metodología en ediciones de la Colección que publica l’Association Archives de la Litérature Latinoamericaine, des Caribes et Africaine du XXe. Siècle, en las que han intervenido investigadores del Instituto, y también en el volumen monográfico de Crítica genética de la revista Filología, XXVII, 1-2 (1994).

La trayectoria de los logros profesionales y de la producción crítica de Ana María Barrenechea ofrecen la imagen de una mujer siempre ligada a las instancias no siempre propicias y favorables de la vida académica de nuestro país, pero que ha estado siempre y sin claudicaciones dispuesta a afrontar los desafíos más difíciles con gran convicción, vitalidad y capacidad de trabajo insuperables, y con una generosidad y entrega que todos los que hemos trabajado a su lado no podemos dejar de agradecerle pues su palabra y su consejo, la capacidad de dialogar con el otro, el recuerdo y las anécdotas que es capaz de trasmitirnos se constituyen en preciados dones de la memoria.

En esta galería de retratos de los grandes maestros que presidieron la Asociación Internacional de Hispanistas y que procura rememorar sus rostros, el siempre sonriente y agraciado de Ana María Barrenechea ocupa su merecido lugar y creo que bien se completa con estas palabras de su último libro, Archivos de la memoria (Buenos Aires, 2003):

Al enfocar el funcionamiento de la memoria personal, se destaca la continuidad de un hilo de unidad de conciencia a pesar del desgaste que produce el fluir temporal y las intermitencias de la atención, hilo que mantiene cierta persistencia y coherencia del recuerdo, del Yo, de saber quién vive y qué vive y cómo se proyecta hacia un futuro.


Melchora Romanos

Universidad de Buenos Aires

Emilia de Zuleta (1989 - 1992)

Vida y literatura son dos palabras indisolublemente unidas en la vida de nuestra maestra. Egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo en 1948 y desde entonces se dedicó a la enseñanza, secundaria primero y universitaria de grado y posgrado, después. En esos ámbitos desplegó su inquebrantable vocación docente, su preocupación por la enseñanza -que la llevó a escribir numerosos artículos sobre la educación humanística- y sus aptitudes como investigadora que plasmó en los libros que escribió a lo largo de su vida. Su preocupación por el lugar de la literatura en la formación de los estudiantes estaba en la base de todas sus reflexiones, aun cuando se enfocaba en la historia o la crítica literarias. Volviendo a su trayectoria, y sin pretensiones de hacer una lectura de su CV, diremos que en 1956 dictó su primera conferencia en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid sobre “El ensayo en la Argentina”. Ese mismo año entró a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo como profesora de “Literatura española contemporánea”. Sus 36 años de labor docente frente a alumnos, en la cátedra, en los Seminarios de Licenciatura, en los cursos de posgrado y de doctorado y, a partir de 1992, su función de maestra de maestros como Profesora Emérita han dejado una profunda huella de seriedad y rigor académico y han definido, en el espíritu de los que nos consideramos sus discípulos, rectas líneas de conducta que trascienden lo meramente profesional. Esta dilatada labor docente se combina con la tarea de gestión que en varias oportunidades ejerciera al frente de la sección Literatura Española del Instituto de Literaturas Modernas; de la Unidad Pedagógica de Metodología y Teoría Literaria; y como directora de Instituto de Literaturas Modernas, todos cargos ejercidos en el ámbito de la universidad mendocina.

Su espíritu inquieto y visionario la llevó a conformar y a dirigir, en el año 1986, la Asociación Argentina de Hispanistas, junto a grandes estudiosos de la cultura y literatura española. Hoy la Asociación tiene numerosos socios y sus congresos, que se realizan cada tres años, convocan a cientos de investigadores de nuestro país y del extranjero.

En 1987 decidió formar en la Facultad de Filosofía y Letras el Grupo de Estudios sobre la Crítica Literaria y para ello convocó a un grupo de profesores y estudiosos de estos temas para que divulgaran, a través de cursos y conferencias la teoría y la crítica literarias. Esta “ocurrencia” tenía una larga historia, pues Emilia de Zuleta, desde el año 1962 dictaba ininterrumpidamente sus cursos anuales sobre estas disciplinas, llenado un hueco, en ese entonces, en la formación de los egresados de la Facultad. Hoy el GEC, con sus 30 años de historia publica todos los años su Boletín, organiza y auspicia cursos y conferencias, tiene su propia colección de libros –Los libros del GEC– y reúne a los jóvenes y no tan jóvenes investigadores en un Ateneo mensual de actualización bibliográfica.

Si bien la universidad ha sido su lugar de estudio y transferencia, Emilia de Zuleta ha realizado muchos viajes académicos a varios países de América y Europa, donde ha dictado numerosos cursos y conferencias. España ha sido el destino dilecto y sus maravillosas bibliotecas, museos y universidades le han proporcionado el riquísimo material que, después, ha volcado en sus libros.

Hay que destacar sus más de cien conferencias pronunciadas en el país y el extranjero sobre la literatura española y sus autores preferidos: Federico García Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Benito Pérez Galdós, Benjamín Jarnés, Rosalía de Castro, Álvaro Cunquiero, Guillermo de Torre, Carmen Martín Gaite y tantísimos más; la crítica literaria, sus métodos y problemas, área en la que fue una verdadera pionera de sus estudios en la universidad argentina y que difundió a través de los más de veinte cursos de posgrado que tituló “Problemática de la crítica literaria” y que dictara desde fines de los años ’60; en esa fragua nos formamos quienes después ella convocó para formar el Centro, GEC, que sigue con sus actividades y la edición anual del Boletín. Otros de sus temas preferidos, además de los mencionados fueron las bibliotecas y su importancia en la formación humanística de la sociedad, los caminos del lector, el exilio español de 1936, ámbito en el que fue una verdadera precursora, porque con un grupo de destacados discípulos inició en la Argentina, el estudio de las interrelaciones entre España y nuestro país, centrándose sobre todo en el exilio español. Trabajadora incansable, Emilia de Zuleta es autora de numerosos libros de consulta obligada. En 1962 publicó su primer volumen, Guillermo de Torre, al que le siguieron Historia de la crítica española contemporánea (Madrid, Gredos, 1966), Cinco poetas españoles (Madrid, Gredos, 1971), Arte y vida en la obra de Benjamín Jarnés (Madrid, Gredos, 1977), Relaciones literarias entre España y la Argentina (Ediciones de Cultura Hispánica, 1981), Guillermo de Torre entre España y América (EDIUNC, 1993), Españoles en la Argentina. El exilio literario de 1936 (Buenos Aires, Atril, 1999).

La dedicación y el amor al trabajo intelectual le han valido el reconocimiento de numerosas instituciones que la han premiado o la cuentan entre sus integrantes. La más importante es la Real Academia Española, que la nombró Miembro Correspondiente Hispanoamericana, en 1987. Pero, también, entre muchas otras, es Miembro de Honor de la Asociación Norteamericana de Profesores de Español y Portugués, Miembro de Número de la Academia Argentina de Letras, Miembro de Número de la Academia de Ciencias Sociales de Mendoza, Socia Honoraria de la Federación Argentina de Mujeres Universitarias, Presidenta Honoraria de la Asociación Argentina de Hispanistas. Largo sería enumerar los premios y distinciones a que se ha hecho acreedora; sirvan como ejemplo, el Lazo de Dama de la Orden Isabel la Católica, el Premio Nieto López de la Real Academia Española, la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica, El Premio Cultura Hispánica, la distinción Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Mendoza, el Premio San Martín.

Gladys Granata

Universidad Nacional de Cuyo

Dinko Cvitanovic (1992 - 1995)

Sus ojos azules conservaban el brillo del mar Adriático que lo vio nacer el 15 de diciembre de 1938, en Split, Croacia. A los pocos años, llegó a la Argentina, cuya nacionalidad adoptaría tempranamente.

En 1960, egresó de la carrera de Letras en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, e inició su trayectoria docente y de investigación bajo el magisterio del profesor Héctor Ciocchini.

Los estudios de doctorado los completó en la Universidad de Valladolid. Con la dirección del Dr. José Luis Varela, realizó su tesis sobre La novela sentimental española (1973), libro que poco tiempo después se convirtió en un clásico sobre ese género.

Con becas de la Universidad Católica de Lovaina y del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, también desarrolló investigaciones acerca del uso de la alegoría en expresiones literarias medievales.

Entre 1973 y 1980 ejerció como profesor (primero visitante y luego permanente) en la University of New Mexico (Albuquerque, USA). Allí enseñó literatura española pero también latinoamericana y argentina, completando una formación integral de hispanista, que cultivó y abrazó con pasión durante toda su vida.

Durante esta etapa dio inicio a sus actividades de formación de recursos humanos, con la dirección de siete tesis doctorales, sobre temas de literatura hispanoamericana (Leopoldo Marechal, Luis Palés Matos, Alejo Carpentier y Silvina Bullrich, entre otros).

De regreso a Bahía Blanca, en 1980 se hizo cargo de la cátedra de Literatura Española (medieval) durante ocho años. Y desde 1988 fue profesor titular de Literatura Latinoamericana (contemporánea), siempre en el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur. En esta institución fue director de la Sección de Investigaciones, fundador del Centro de Estudios Hispánicos y editor de la revista Cuadernos del Sur.

Fue también investigador del CONICET, revistiendo primero en la categoría Independiente hasta 1994, y Principal a partir de ese año. Asimismo, integró en varias oportunidades la Comisión Asesora para Lingüística y Literatura de ese organismo.

Durante la década de 1980 dio inicio a una serie de actividades académicas de aliento hispanista, las cuales prontamente convergieron hacia la conformación de la Asociación Argentina de Hispanistas.

En agosto de ese año organizó en Bahía Blanca, junto con Beatriz Fontanella de Weinberg, el Simposio Internacional de Lengua y Literaturas Hispánicas, que reunió a destacadísimas figuras de los estudios hispánicos de todo el mundo, y al cual asistieron más de quinientos participantes.

La tarea de gestionar y fortalecer, a partir de allí, una verdadera red que vinculara a quienes participaban en la Argentina del amplio mundo del hispanismo, fue tomando forma a través de la creación del Boletín de Estudios Hispánicos (BOEHI), que Dinko publicó ininterrumpidamente desde 1985. Como lo sugiere su denominación, la publicación comenzó siendo una modesta hoja informativa, para terminar convirtiéndose en una verdadera revista académica de más de doscientas páginas. Más allá de ello, su principal logro fue vincular a los hispanistas del país (y muchos del exterior) en torno a noticias de interés académico, institucional y cultural. Desde allí se convocó al Congreso Argentino de Hispanistas (que luego sería conocido como el Primero), realizado en Bahía Blanca en octubre de 1986. Tres años después, en Mendoza, durante el Segundo Congreso Argentino de Hispanistas, se conformaría la AAH, con la presidencia de la Dra. Emilia P. de Zuleta y la vicepresidencia de Dinko.

Su contribución en la fase organizacional de la AAH fue pujante, permanente y decisiva. En Buenos Aires, en 1992, fue electo presidente, cargo en el cual lo sucedió tres años después la Dra. Melchora Romanos, siendo Dinko nuevamente vicepresidente hasta 1998.

Al mismo tiempo, su producción científica no se detuvo. Entre 1995 y 2001 publicó cuatro libros: De Berceo a Borges. La alegoría en las letras hispánicas (1995), Carpentier. Una revisión lineal (1997), Tierra y literatura (1999) y Tradición americana y mundo global. Variaciones argentinas (2001), dando cuenta de un giro en sus intereses críticos desde el ámbito español hasta el americano y argentino.

En 1995 conformó un equipo de investigación interdisciplinario para abordar el proyecto “La recepción argentina de la problemática europea” en distintas etapas del siglo XX. Convergieron allí no solo estudios literarios sino también históricos y filosóficos. El resultado fue una serie de seis volúmenes denominada La Argentina y Europa. Con el título “La Argentina y el Mundo del Siglo XX”, organizó en octubre de 1997 las Jornadas Internacionales que volvieron a reunir en Bahía Blanca a destacadísimas figuras de los estudios hispánicos del país y del extranjero.

Su actividad en la Universidad Nacional del Sur fue pionera en la formación de recursos humanos con especialización en estudios literarios. Dirigió la primera tesis de Magister en Letras (Mercedes Paglialunga, 1986) y la primera tesis de Doctorado en Letras (Sandro Abate, 1997).

Publicó más de un centenar de trabajos de investigación en revistas académicas de todo el mundo. Se ocupó también de la difusión, con numerosas publicaciones en diarios, revistas y medios culturales. Realizó destacadas ediciones críticas, entre ellas Danza general de la muerte, en colaboración con H. Bermejo (Cuadernos del Sur, B, Blanca, 1966), y Radiografía de la pampa, de E. Martínez Estrada, para la Colección Archivos (Unesco, París-Madrid, 1991).

Su extensa y valiosa trayectoria se coronó en el año 2000 con su designación como Miembro Correspondiente de la Academia Argentina de Letras.

Decía que una característica suya era la de “abrir puertas”. Lo decía enarcando un poco las cejas para que su expresión fuera más clara, más profunda, con el tono contundente de su voz. Una voz hecha de presencias y de pasión.

Trabajó hasta el día en que lo sorprendió la muerte en Bahía Blanca, el 19 de febrero de 2003, a los 64 años de edad. Un año más tarde, apareció el último número del BOEHI, el 30, íntegramente dedicado a su memoria.

Sandro Abate

Universidad Nacional del Sur

Melchora Romanos (1995 - 1998)

¿Cuál es el lugar de Melchora Romanos en una historia tentativa, en incesante proceso de conformación, del hispanismo en la Argentina? ¿Cómo ponderar, con acabada justicia, la valía de su labor y la vigencia de sus aportes críticos sin que la multiplicidad de planos de su desempeño profesional local e internacional eclipse, cuantitativamente, el profundo significado cualitativo que cabría reconocer en sus lecturas y las líneas de investigación que supo consolidar en el campo cultural de los estudios literarios del Siglo de Oro español? ¿Cómo hablar, en definitiva, de la gran maestra que, generosamente, nos permitió acrisolar vocaciones y nos enseñó a conservar el asombro y el disfrute ante la escritura sin perder de vista el rigor académico y la necesaria adecuación comunicacional según variaran los contextos?

Melchora –‘Meneca’ para quienes la queremos– es cifra acabada, en el plano humano, de los sacrificios y valores que tantos exiliados españoles supieron inculcar a sus familias para labrarse un futuro promisorio en nuestras tierras. Recibió, al igual que Dora, su hermana mayor, y Susana, la menor, el apoyo necesario de sus padres, venidos de Galicia y Aragón, para concluir una formación universitaria en las aulas públicas y gratuitas de la Universidad de Buenos Aires. Horizonte de progreso ideal que tantos otros habrían añorado para sus deudos y que no siempre lo lograron, pero que ellas tres reconocieron y honraron, con contracción profesional denodada, como tributo a la diferencia con que resultaron instituidas por su madre y su padre pues aprenderían que el progreso depende del esfuerzo y no del caprichoso azar y supieron auscultar, respetuosas, en el agradecimiento a nuestro país el distanciado e inextinguible amor por España que en su hogar se respiraba.

Pensar que Meneca se interesó por la literatura española de la edad de oro solo por el influjo familiar entrañaría ceguera y reduccionismo puesto que lo cierto es que, más allá de todo sentir por la cultura de sus ancestros, ella pudo reconocer, en los cursos de la Facultad de Filosofía y Letras el grado de profesionalización crítica, bien distante de cierto diletantismo que todavía imperaba en ciertos sectores de la carrera, que definía a los docentes que provenían del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso” y no es casualidad, por cierto, que su primera beca de investigación la dirigiese Frida Weber de Kurlat cuando ya se había graduado y que, con posterioridad, ganara una beca de formación y perfeccionamiento docente en el exterior bajo la dirección de Fernando Lázaro Carreter.

En este su primer viaje a Madrid, Salamanca y Barcelona, realizado cuando promediaba la década del 70 y en España señoreaba el franquismo, las impresiones vitales de Melchora no pudieron ser más contrastantes. Pudo conocer sus orígenes y deslumbrarse con las posibilidades materiales que brindaban los valiosísimos fondos documentales de las bibliotecas que visitaba mas siempre retuvo en su memoria el déficit de la vida cultural de entonces tan diversa de la que había dejado aquí en Buenos Aires. Y no es un exceso considerar que tales impresiones fraguaron un sentido de pertenencia y un posicionamiento preciso con la propia coyuntura local. Puesto que aun cuando su regreso al país se produjo en una de las épocas más álgidas a nivel político local, ella nunca dejó de sentir que su lugar docente y de reflexión crítica era la cátedra de Literatura Española de los Siglos XVI y XVII de nuestra universidad donde, por muchísimos años, compartió labores con su admirada Celina Sabor de Cortazar a quien terminaría sucediendo, por concurso público de oposición y antecedentes en 1985, como Profesora Titular.

Melchora Romanos es, desde este ángulo, infrecuente y acabadísimo ejemplo para nuestro medio del tipo de docente e investigador cuyo progreso y consagración profesional fue el resultado lógico del desempeño de posiciones previas al interior de toda carrera docente y de una virtuosísima migración del lugar de alumna y posterior graduada al de docente y directora. Y por eso no asombra a nadie que, tras la renovación de su plaza en la mayor jerarquía posible, resultó honrada por la misma universidad como profesora Consulta en el momento de su jubilación.

Que Melchora haya sido una de las primeras docentes de literatura española regular en nuestro país, en ocasión del restablecimiento democrático alfonsinista, permitió que un sinnúmero de casas de estudio del interior del país normalizara los desempeños de sus docentes y no es un exceso resaltar que buena parte de la pujanza de los estudios hispánicos en Argentina están en deuda con su compromiso con tales responsabilidades que siempre reputó anejas a la jerarquía que había conseguido. En efecto, otra arista distintiva de su perfil profesional es que jamás rehuyó responsabilidades que otros menoscababan aduciendo su presunto cariz burocrático. Ella, por el contrario, siempre sintió que, si no había compromiso de gestión con el propio ámbito de trabajo o con el campo intelectual que la acogía, nada mejoraría.

Y es por eso que quienes hemos trabajado junto a ella sabemos de su esfuerzo y honestidad en la dirección del Departamento de Letras, el impulso dado a la política concursal de la carrera -dejó su función de directora tras dos años con el doble de profesores regularizados- y el denodado trabajo, incesantemente periódico, como evaluadora en variadas comisiones técnicas de la Universidad, del Conicet o del Ministerio de Educación. La jerarquía, para Melchora, debía honrarse a diario pues antes que una prebenda o expedita excusa para desentenderse de lo propio, ella siempre sintió que una comunidad de colegas y varios discípulos confiaban en su ecuanimidad, solvencia y respeto profesional. Y es por ello que junto a prestigiosísimos colegas de la UBA (Noé Jitrik, María del Carmen Porrúa, Celina Manzoni, María Teresa Gramuglio, Cristina Iglesia) fundó la maestría en Literaturas Española y Latinoamericana de máxima acreditación por la CONEAU desde sus inicios.

Mas esta memoria sería muy parcial si no se reparara en el dato de que, más allá de las labores docentes, Melchora hace gala de una trayectoria de investigación única. No sólo porque formó y continúa hoy día integrando equipos de investigación -nacionales e internacionales- sino también porque, junto a Ana María Barrenechea, como su Secretaria Académica, vigorizó el reverdecer de actividades del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso” del cual, ulteriormente, sería su directora concursada por más de 12 años ininterrumpidos. Pues claro, desde ese espacio científico de investigación impulsó un sinfín de congresos, numerosos convenios entre universidades, redes de trabajo entre colegas locales y extranjeros, facilitó residencias y conferencias de destacados especialistas en diversas materias y actualizó la publicación de Filología junto con una serie de volúmenes gestados por diversos investigadores.

Y es un dato a retener el que la multiplicación y aceleramiento de actividades bajo su gestión supieron darse en el momento en que, a nivel global, comenzó a redefinirse el perfil del docente e investigador universitario. En efecto, en la década del 90 y en los albores de este siglo, se constituyeron muy varias asociaciones científicas que propendían a la conformación de comunidades disciplinares puntuales que se reunían periódicamente en congresos. Meneca no sólo participaba en ellos algo que ya hacía en la Asociación Internacional de Hispanistas (AIH), que nacía cuando se graduó en 1962 sino que también animaba a colegas y discípulos a hacer lo propio en la Asociación de Cervantistas (AC), en la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO) o en la Asociación Internacional de Teatro Español y Novohispano del Siglo de Oro (AITENSO), ámbitos todos estos donde se reconoció su valía al resultar electa en muy varias posiciones de las distintas juntas directivas: fue vocal y vicepresidenta, en dos oportunidades, en la AIH y en la AISO, asociación que presidió una vez y de la cual es presidenta honoraria desde el 2011. En tanto que en AITENSO ha sido vicepresidenta en dos trienios.

Meneca nos enseñó la importancia de participar en muy varias arenas internacionales para dar a conocer lo distintivo de la producción crítica argentina, nos instó a comprender la valía de los encuentros personales con colegas y la trascendencia de volver visibles modos nuevos o diferenciados de cultivar el hispanismo y supo transmitirnos la confianza de que podíamos integrarnos, en pie de igualdad, con quienes disponían de más recursos financieros o medios técnicos pues el valor diferencial, para ella, era la capacidad reflexiva de todos nosotros. Meneca siempre sentía orgullo de presentarnos y no soy el único con eterna gratitud en este punto pues somos muchos los que sentimos que un trazo singular de su dimensión humana era integrarnos con sus colegas y amigos preciados.

Razones todas éstas por las cuales no es causa de asombro para los hispanistas argentinos el que ella haya sido, junto a Emilia de Zuleta, Dinko Cvitanovick y Delia Dagum, una de los cuatro referentes locales elegidos en el I Congreso de la AAH en Bahía Blanca en 1986 para conformar una Junta Directiva Provisoria que perfilaría, con criterio y sapiencia, las líneas fundacionales de nuestra AAH. Desde entonces fue votada como vicepresidenta en dos ocasiones, una como presidenta -en el trienio que iniciaba en 1995- y fue reconocida, finalmente, como presidenta honoraria desde 1998 cuando concluyó su mandato.

Sus aportes a la disciplina son, cuantitativamente, numerosísimos, máxime cuando el inicio de su trayectoria se gestó en un medio con pocas revistas académicas de calidad y muy contadas asociaciones científicas que editaran Actas. Meneca, pese a todo, redobló siempre esfuerzos y, cuando la coyuntura editorial y de difusión de resultados varió, rápidamente fue convocada para contribuir en volúmenes temáticos y ello se potenció, también, cuando se ampliaron los soportes materiales propios del universo digital.

Mas de un centenar de trabajos, en revistas especializadas, actas selectas o compilaciones temáticas no pueden espigarse, con justicia, en esta semblanza pero sí pueden evocarse los libros de su autoría o las ediciones y antologías que en forma individual o conjunta supo elaborar: el Homenaje al Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso en su cincuentenario 1923-1973 (Buenos Aires: Instituto de Filología, 1975) editado con Frida Weber y Celina Sabor de Cortazar, el Discurso poético. Advierte el desorden y engaño de algunos escritos de Juan de Jáuregui (Madrid: Editora Nacional, 1978), la Selección Poética de Luis de Góngora (Buenos Aires: Kapeluz, 1983), el Homenaje a Marcos A. Morínigo coordinado en Filología (XXVI, 1-2, 1993), la edición de Privar contra su gusto de Tirso de Molina, elaborada junto con Florencia Calvo (Madrid-Pamplona: GRISO, 1999), la coordinación de los dos volúmenes Estudios de Literatura Española Siglo de Oro (Buenos Aires: Eudeba, 1999-2000), El gran teatro de la historia. Calderón y el drama barroco, editado con Florencia Calvo (Buenos Aires: Eudeba, 2002), o los Estudios de Teatro Español y Novohispano. Asociación Internacional de Teatro Español y Novohispano de los Siglos de Oro, cuya edición preparó con Florencia Calvo y Ximena González.

Como en todo especialista de su talla, Melchora no se mostró remisa a explorar la producción de muy varios ingenios de la España áurea, mas sí cabe admitir, con todo, que la vigencia y actualidad de su legado crítico puede reconocerse, según mi modesto juicio, en cuatro ejes bien precisos.

En primer término, el núcleo originario de su pasión lectora: el proteiforme universo generado en torno a Góngora y sus Soledades cuyos admiradores y detractores compulsó enamorada e incansable. Fruto de esta elección fue su edición del Discurso poético de Jáuregui, con el cual cifró su fama internacional, la posterior tesis doctoral sobre los Comentarios gongorinos con los Anotaciones al “Polifemo” y a las “Soledades” de Pedro Díaz de Rivas cuya edición anotada está ultimando, y que también nutre el proyecto Labex OBVIL - PÓLEMOS: “Édition digitale et étude de la polémique autour de Góngora / Edición digital y estudio de la polémica gongorina” dirigido por la Dra. Mercedes Blanco (Paris, Sorbonne Nouvelle), en el cual participa, junto con Patricia Festini, como editoras. Meneca fue una de las primeras en encuadrar los diferendos gestados desde una estética de la recepción, nos condujo, infatigable, por muy varias anotaciones que cifraban placer o censura y nos enseñó a trabajar y a justipreciar textualidades que otrora se juzgaban menores o marginales. En sus comentaristas, Melchora Romanos inició una historia de la lectura de un gran poeta clásico y alentó, sin intuirlo quizás, un buen número de abordajes que hoy día proliferan a la hora de recuperar la varia materialidad de las controversias estéticas.

En segundo lugar, no pueden callarse sus muy útiles aportaciones al estudio del teatro español –básicamente Lope de Vega y Calderón de la Barca–, deriva en la cual, al amparo de proyectos grupales de investigación, coordinó varias tesis doctorales y cimentó, en paralelo, vías idóneas y actualizadas de análisis en plena sintonía con lo más granado de la academia especializada. Sus lecturas sobre el teatro histórico, la funcionalidad del espacio en determinadas obras, la pertinente atención a la polimetría o las varias gramáticas de la comicidad explican un sinfín de sus escritos y puede entreverse en esta atención un tributo velado -entre maestra y discípulas- a quien fuera su primera directora de investigación, Frida Weber, también eximia estudiosa del teatro.

Un tercer aspecto, en el que leo otra diferencia bien precisa, es su interés crítico por las instituciones en las que se formó y que supo habitar en sus labores cotidianas. Pues Meneca siempre sintió que el reconocimiento debía cifrarse en escritos que, con el concurso de muchos otros, ayudaran a edificar la memoria de los espacios de investigación con precisa atención a las interacciones de los diversos actores críticos. Mucho de lo que hoy día se sabe del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso” o de la revista Filología fue meditado, llevado a la práctica o historiado por ella misma. Y esta perspectiva que otrora podría haberse leído desde la emotividad es pilar central de renovadas perspectivas sobre las instituciones y los campos culturales.

Y he reservado, para el final de mi opinable recorrido, el perfil de un autor que quizás no esté muy presente en su bibliografía Quevedo pero que me interesa recuperar porque su abordaje “Sobre la semántica de figura y su tratamiento en las obras satíricas de Quevedo”, presentado en el congreso de la AIH de Venecia en 1980, sigue siendo central e ineludible para todo quevedista. Melchora siempre tuvo presente, desde sus inicios, que lo decisivo en la filología es la buena lectura y el trabajo a conciencia.

Y por todo ello, y por su destacada labor en el campo de las relaciones culturales entre España y la Argentina, le fue concedida por el gobierno español, en el año 2007, la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica. Quienes hemos tenido la dicha de formarnos y seguir aprendiendo junto a ella podríamos decir que la alabanza que realiza Calíope en la Galatea de Cervantes para celebrar a su entrañable Góngora se espeja, a la perfección, en lo que muchos vivimos y reconocemos en Melchora Romanos: “un vivo raro ingenio sin segundo; / con sus obras me alegro y me enriquezco / no sólo yo, más todo el ancho mundo”.

Juan Diego Vila

Universidad de Buenos Aires

Lila Perrén de Velasco (1998 - 2001)

“Usaré la palabra/para buscar el centro”

Cuando me encomendaron escribir esta semblanza de Lila Perrén de Velasco, vino a mi memoria su soneto titulado “¿Cómo nombrar a Córdoba?”. Pensé que debía hacerme la misma pregunta: ¿cómo nombrar a Lila? Admirablemente, encontré la respuesta en sus propios versos, sentí que, al nombrar a Córdoba, se nombraba.

Para nombrar a Córdoba prefiero

La sinrazón del vuelo y la campana,

…………………………………….....................

La torre abanderada del lucero

Y una oración en lengua castellana.

Lila y Córdoba ya son “la sinrazón del vuelo y la campana”, por la plenitud y la prodigalidad de su unión, una y otra amalgamadas desde 1946, cuando llegó a la ciudad docta desde San Cristóbal (provincia de Santa Fe, donde nació el 25 de noviembre de 1928) para estudiar en su universidad; un vínculo que ya supera los 75 años. En la UNC Lila recibió el título de Licenciada en Humanidades con medalla de oro y diploma de honor. Especializada en la Literatura Española, con becas de estudio en universidades e institutos de Madrid, su tesis doctoral sobre “La poesía de Jorge Vocos Lescano y su relación con Antonio Machado” unió la Córdoba de la Nueva Andalucía con la España de Cervantes, los dos territorios poético literarios por donde transitaba su vida académica. De ellos dan cuenta numerosas publicaciones dedicadas a las letras españolas como la misma tesis o La palabra verdadera. De Antonio Machado a los novísimos, y los destinados a los poetas cordobeses, Parición de nombradía. Mujeres poetas de Córdoba o La poesía de Osvaldo Pol. Tanto Dios tanto hombre, entre muchos otros. Junto a su producción crítica nos entregó también su poesía, reunida en el volumen Y todo lo he vivido.

La trayectoria de Lila Perrén de Velasco fue brillante tanto en la docencia como en la investigación, actividades que desarrolló paralelamente en la Universidad Católica de Córdoba -donde fue Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades y distinguida como Profesora Consulta y Doctora Honoris Causa- y, en la Universidad Nacional de Córdoba, donde dictó las cátedras de Literatura Española en la ex Escuela Superior de Lenguas (hoy Facultad) y en la Escuela de Letras de la Facultad de Filosofía y Humanidades.

En su largo trayecto docente en ambas universidades, Lila se destacó en la formación de recursos humanos, por ella, muchos de sus discípulos nos volcamos a la literatura española y su magisterio nos llega hasta hoy; sus clases están vivas en quienes recibíamos admirados su saber, con rigurosa metodología, pero, sobre todo, su sentir, como fe profesada, ante cada tramo de las letras hispánicas. Por su fecunda labor de estudio, enseñanza y proyección de la Literatura Española recibió la Orden de Isabel la Católica, condecoración de SM el Rey Juan Carlos I de España, y fue distinguida por numerosas instituciones de Córdoba y el país.

En 1987 fundó la Asociación Argentina de Hispanistas, junto a sus colegas y amigos, Dinko Cvitanovic y Emilia de Zuleta, entre otros, y fue su presidenta en el trienio 1998-2001. En estos días, al recordar aquellos años fundacionales, me dice: “fue una patriada, pero nos salió bien”, complacida por la labor realizada y por la continuidad de la AAH.

Para quienes abrazamos el hispanismo con ella, Lila es “la torre abanderada del lucero”, nuestra meta y nuestra guía, nuestra luz y nuestra altura. Su legado y su herencia están en esa “oración en lengua castellana” –que escribió para el juramento profesional en la Universidad Católica de Córdoba– con la que nos comprometimos a ser “pacientes en la búsqueda, humildes en el encuentro y generosos en la entrega de la verdad conseguida”.

Mabel Brizuela

Profesora Emérita

Universidad Nacional de Córdoba

Gloria Chicote (2001 - 2004)

Una epistemología de la generosidad


Una semblanza de Gloria Chicote necesitaría inaugurar un nuevo género discursivo que tuviera las características de un caleidoscopio, que desafiara la tridimensionalidad o que rompiera de manera convincente la aristotélica unidad de acción y las resoluciones posteriores de espacio y tiempo. Sobre todo porque resulta difícil resumir su trayectoria docente, de investigación, de gestión o de actuación en diferentes asociaciones científicas en un tema, un espacio o un tiempo que la defina y que dé cuenta con justicia de su intensa, enorme y destacada actividad intelectual. Estamos frente a una estudiosa para quien la literatura española medieval, sus estudios doctorales sobre Romancero o el hispanismo no fueron más que la puerta de entrada hacia sus reflexiones, trabajos y posicionamientos sobre la literatura popular, las culturas populares, el archivo, la epistemología de las ciencias sociales, la labilidad de los límites entre las disciplinas o la redefinición en nuestras épocas del compromiso de las mujeres investigadoras.

Gloria Chicote proviene, tal como le gusta presentarse a ella misma, de una familia de clase media de Monte Grande en el conurbano bonaerense, de un hogar donde su madre maestra normal y su padre bancario fomentaron siempre entre sus hijas la importancia del estudio y de la formación. Con ese mandato estudió la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires en la que también se doctoró con una tesis sobre “Procesos de oralidad y escritura en el romancero tradicional argentino”. Gloria se define además como platense por adopción, ya que hace treinta años que desarrolla en la ciudad de La Plata su fructífera carrera, primero como profesora de Literatura Española de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, donde en el año 2000 fue una de las creadoras de Olivar, Revista de Literatura y Cultura Españolas, hoy una publicación de referencia internacional en el campo de los estudios hispánicos y luego como investigadora. Así, en la actualidad es Investigadora Superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina (CONICET), directora del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) y desde 2019 Directora del CONICET La Plata. La trayectoria internacional de Gloria Chicote es también para resaltar. Fue becaria del Deutscher Akademischer Austauschdienst y del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, obtuvo la Beca Georg Forster de la Fundación Alexander von Humboldt. Es además Investigadora Principal del Centro Maria Sybilla Merian y en 2019 fue designada Embajadora Científica de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania y Miembro del Comité Académico del Observatorio Permanente del Hispanismo de España.

Entre sus libros más importantes se encuentran Romancero Tradicional Argentino, Voces de tinta, Estudio preliminar y antología comentada de Folklore Argentino (1905) de Robert Lehmann-Nitsche en coautoría con Miguel A. García, Romancero, Redes intelectuales en América Latina: Los universos letrado y popular en la primera mitad del siglo XX, Lyra minima de la voz al papel en coautoría con Mariana Masera y Verónica Stadile y Transiciones inciertas: archivos, conocimientos y transformación digital en América Latina en colaboración con Bárbara Göbel.

Entre 2001 y 2004 fue Presidenta de la Asociación Argentina de Hispanistas.

Hasta aquí los datos. Pero el caleidoscopio nos deja armar otras imágenes. En una reciente entrevista hay dos respuestas de Gloria que creo que hablan de sí misma mucho mejor que lo que pueden hacerlo cualquier palabra, cualquier cronología o cualquier lista. A la pregunta acerca de quiénes la inspiraron Gloria no duda en mencionar a su maestra y amiga Melchora Romanos a quien destaca como pionera en la mirada de la literatura española desde la Argentina y como alguien que ha tenido mucha influencia en su formación instalando así una genealogía en la que tantas nos reconocemos.

En otra de sus respuestas destaca la figura de Buenaventura da Sousa Santos y su libro Epistemologías del Sur dando cuenta de la deriva epistemológica por la que ha transitado ella misma, una deriva que haciendo estallar las unidades de acción, de espacio y de tiempo le permiten hoy reflexionar acerca de los modos en que la literatura y la cultura pueden interactuar en el paradigma científico general e intervenir sobre los otros postulados científicos y sobre los discursos constituidos como poderes hegemónicos. Y allí reside su mayor genialidad y su mayor fortaleza: en cómo desde sus orígenes en el hispanismo o en la literatura española Gloria ha llegado a trazar una ruta en la cual lo fundamental es un constructo teórico, metodológico y crítico genuino y la búsqueda de una voz propia en la que tendrán cabida la literatura medieval, los estudios feministas, las colecciones de archivo, el Romancero, la literatura popular, la convivialidad o la cultura de masas.

Siempre dispuesta a la escucha, al consejo, al acompañamiento Gloria ha sido parte fundamental en las carreras de muchas de las personas que compartimos con ella algún tipo de actividad. Es por eso que esta trayectoria caleidoscópica que se ha ido resignificando en el tiempo y en el espacio quedaría incompleta si no mencionamos otra de las características de esta manera de investigar, de enseñar y de gestionar: la generosidad. Generosidad que nos muestra a una investigadora que tiene en claro estar transitando un paradigma científico que es además una forma de entender la vida hacia una convivencia menos desigual en una sociedad más justa y más libre.


Florencia Calvo

Universidad de Buenos Aires

CONICET

Mariana Genoud de Fourcade (2004 - 2007)

Mariana Genoud de Fourcade fue Presidenta de la Asociación Argentina de Hispanistas entre los años 2004 y 2007, después de haber ocupado el cargo de Vicepresidenta de dicha Asociación en el período 2001-2004. Estos cargos fueron el reconocimiento a una larga vida académica dedicada al estudio y la investigación de autores y libros españoles y de numerosos temas ligados a la hispanidad. Mariana fue socia fundadora de la Asociación en 1986 y desde entonces tuvo una participación activa en todas las tareas vinculadas a los Hispanistas.

Nació en Buenos Aires en 1943 y reside en Mendoza desde 1949. Egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo en 1966, con los títulos de Profesora y Licenciada en Letras. Su actuación en la Universidad Nacional de Cuyo abarcó todos los ámbitos de la enseñanza, la investigación y la gestión. Empezó como Auxiliar de Investigación por concurso en el Instituto de Literaturas Modernas de la carrera de Letras y luego se integró como Adjunta a la cátedra de “Literatura española III (Moderna y Contemporánea)”, dirigida por la Prof. Emilia de Zuleta, quien fue su maestra y la inició en el Hispanismo y en los estudios referentes a la crítica literaria. En el año 1991 asumió como Profesora Titular efectiva de dicha cátedra, hasta 2010, año en el que se jubiló. Fue, también, Profesora Titular efectiva de la cátedra “Historia de las corrientes literarias” en la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Cuyo, durante quince años, experiencia muy enriquecedora, porque se trataba de unir la literatura con las artes plásticas y de interesar a un estudiantado que tenía otras motivaciones, entusiasmarlos y convertirlos en fervorosos lectores. Dirigió por quince ciclos lectivos el “Seminario de Introducción a la Investigación, Teorías de la autobiografía”, en la carrera de Letras, ampliando sus perspectivas de estudio y abriendo en el alumnado un nuevo ámbito de interés. Su Beca de Investigación para hispanistas Extranjeros del año 2002 contribuyó a la profundización de sus estudios sobre el género autobiográfico, bajo la dirección de la Dra. Anna Caballé, Directora de la Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona, de cuyo equipo de investigación formó parte durante los años 2004 y 2005. En varias oportunidades, dictó clases en el extranjero como invitada en la Universidad de Barcelona, en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Autónoma de Querétaro, sobre temas de su especialidad como Las escrituras del yo, Francisco Umbral. Teatro argentino, entre otros temas.

Fue durante dieciséis años y durante siete etapas, Directora del proyecto de Investigación “La literatura como modo de conocimiento”, acreditado y subsidiado por la SECTyP (Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la Universidad Nacional de Cuyo), con un equipo de más de diez investigadores a quienes dio amplia libertad para la elección de los temas y de los enfoques que proponían, en el marco de proyecto general. Entre sus temas de investigación se destacan sus numerosos trabajos sobre la lírica de los poetas del ’27 como “Las imágenes en la poesía de Pedro Salinas”, siguiendo las teorías de Gastón Bachelard, “España en la poesía de Luis Cernuda”; sobre epistolarios como “La correspondencia Salinas-Guillén” o “Cartas a Germaine de Jorge Guillén”: “La configuración del rostro de la amada desde las poéticas de Bécquer, Machado, Salinas y Guillén”, la problemática autobiográfica en Francisco Umbral, estudios en los que fue pionera en Hispanoamérica, las conclusiones de sus numerosos asedios a este tema se encuentran en su libro Literaturas del yo y de la memoria, publicado en 2008; estos son algunos entre muchos otros temas sobre los que escribió en sus más de cuarenta artículos publicados en revistas especializadas del país y del extranjero y en actas de congresos, como por ejemplo, en revistas especializadas argentinas: "El Contemplado y el mar de Puerto Rico", "Jorge Guillén y la permanencia de su Cántico", "Una vuelta alrededor del yo: Francisco Umbral", “La reconstrucción de la identidad: el caso Umbral", “Poética y creación en Federico García Lorca", "El Umbral de Los cuadernos de Luis Vives", entre muchos otros; en el extranjero: “Aportes para una poética Umbraliana", “Biografía, poética y creación en Francisco Umbral”, “Memorias de un niño de derechas, treinta años después”, y varios artículos más sobre autores españoles.

Su experiencia como docente e investigadora se ha volcado en la dirección de numerosas tesis de Licenciatura, Maestría y Doctorado y ha sido evaluadora en numerosos concursos docentes y en el CONICET. Durante su larga vida académica ha ocupado, además, importantes cargos de gestión como Directora de Enseñanza Media, Directora del Instituto Cuyano de Cultura Hispánica, Consejera en el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo y Vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad. Esta apretada semblanza que deja de lado muchas actividades desempeñadas por la profesora Mariana Genoud, no puede soslayar sus eximias cualidades como docente que le valió el reconocimiento de cada uno de los alumnos que pasaron por sus aulas, su exquisita manera de leer e interpretar la poesía y su don de gente puesto de manifiesto en cada una de las tareas que llevó a cabo. Pero su labor no termina en el ámbito público, sino que desde 2002 empezó a escribir poesías y así nacieron sus libros de poemas Intensidad secreta, publicado en 2009 y Paraísos terrestres de 2021. El primer volumen, según sus propias palabras, refleja una época de plenitud de su vida; en el segundo, la inspiración tiene como núcleo disparador los recuerdos de días y lugares especiales, sobre todo de su infancia.

Mariana Genoud ha sido y es una verdadera maestra para todos los que hemos tenido el honor de compartir con ella el trabajo y la amistad.

Gladys Granata

Universidad Nacional de Cuyo

Leonardo Funes (2007 - 2010)

Leonardo Funes, nacido el 12 de febrero de 1954, recibió el título de Profesor en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en el año de 1982 y obtuvo el de Doctor en Letras quince años después, en el año 1997. Ingresó a la docencia como ayudante de primera en la cátedra de Literatura Española I (medieval) en 1985, y asumió el cargo de Jefe de trabajos prácticos dos años más tarde, el de Profesor adjunto en el año 2000 y el de Profesor titular regular en 2003, en el que perdura hasta el día de hoy como Profesor plenario. Ha dictado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, además, numerosos seminarios de grado, de doctorado y de maestría, y ha sido Profesor invitado de prestigiosas universidades como City University of New York, Brown University, Georgetown University, Washington and Lee University, UNAM, Universidad Complutense y Universidad Hebrea de Jerusalén, así como del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Ha tenido un desempeño especialmente fructífero en el desarrollo del Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires: fue miembro de la Sub-Comisión de Letras del Doctorado entre 2004 y 2014, presidente de la Comisión de Doctorado entre 2008 y 2014, miembro de la Comisión para la creación de la Escuela de Posgrado desde 2009 y de la Comisión Directiva de la Escuela de Posgrado entre 2011 y 2014, y fue parte de la fundación y primer director de la Maestría en Estudios Literarios entre 2011 y 2014. Fue, además, jurado de concursos docentes y de tesis de licenciatura, de maestría y de doctorado en el ámbito nacional de la literatura española y los estudios medievales, contribuyendo a su desarrollo como campos en Argentina.

En el ámbito de la investigación, Leonardo Funes ingresó a la Carrera de investigador científico del CONICET como Investigador independiente en el año 2000, y tiene en la actualidad, desde 2022, la categoría de Investigador Superior, la máxima categoría en la CIC. Desde 2014 es director del Instituto en el que desarrolló toda su carrera de investigador, el SECRIT, fundado por su maestro Germán Orduna, y es el director de su revista, de enorme reconocimiento internacional en la disciplina, Incipit. Ha participado en diecinueve proyectos grupales de investigación, incluyendo dos en el ámbito internacional, de los cuales ha dirigido nueve. Es miembro del consejo asesor de nueve revistas de primer nivel internacional. Ha publicado cinco libros, de los cuales tres son ediciones críticas de textos centrales para la disciplina que estudia, tales son: las Mocedades de Rodrigo (Londres, 2004), el Poema de Mio Cid (Buenos Aires, 2007) y El Conde Lucanor (Buenos Aires, 2020), además de un libro en colaboración y la edición de cinco compilaciones de trabajos. Ha publicado asimismo más de sesenta trabajos en revistas especializadas de primer nivel internacional, unos cuarenta capítulos de libro, una treintena de reseñas, ha participado en más de cien congresos y eventos académicos, y dictado más de veinte conferencias.

Fue Presidente de la Asociación Argentina de Hispanistas durante 2007-2010, período en el que su principal preocupación fue agilizar la comunicación entre los socios, primero, mediante la implementación de una lista de usuarios, y luego, planificando la confección de una página web sobre dominio propio (.org), lo que pudo concretarse en los años siguientes a su gestión; con el objetivo fundamental de asegurar la puesta a punto de la página web fue luego Responsable de Comunicación Institucional, desde 2010 hasta 2021. Participa activamente de otras numerosas asociaciones académicas nacionales e internacionales ligadas al ámbito de los estudios literarios y las humanidades digitales.

Las investigaciones de Leonardo Funes son señeras para la disciplina del hispanomedievalismo en todo el mundo, y su nombre resulta ineludible a la hora de pensar los múltiples asuntos a los que se ha dedicado, siempre con el mayor rigor científico pero también con una inusual generosidad, que lo he llevado a ser en muchas ocasiones pionero y referencia central de una serie de hipótesis novedosas y desafiantes que encuentran nuevas claves para comprender fenómenos globales de la literatura castellano medieval. Su trabajo se ha caracterizado, además, por una gran amplitud, por lo que ha abordado de manera integral numerosos temas centrales para la comprensión de la disciplina: la historiografía, comenzando por la alfonsí y extendiéndose hasta el siglo XVI, en donde ha defendido con ahínco la existencia de una serie de textos historiográficos de raigambre nobiliaria, la épica castellana, la obra de Don Juan Manuel y la ficción sentimental.

Una de los principales preocupaciones de Leonardo Funes ha sido siempre la de formar en la investigación a las generaciones siguientes, fenómeno que se puede apreciar en un dato fuera de lo habitual: desde el año 2015 toda la cátedra que dirige en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires pertenece a la carrera de investigador científico de CONICET. De esta manera, ha dirigido siete tesis doctorales, todas ellas realizadas con becas de investigación y merecedoras de la calificación máxima; seis de esos tesistas, actuales docentes de la cátedra, hemos ingresado a la carrera de investigador científico bajo su dirección y continuamos aprendiendo día a día de su erudición investigativa sin límites y de su dedicación a la enseñanza de la literatura española medieval.


Carina Zubillaga

SECRIT (CONICET) - Universidad de Buenos Aires

Laura Scarano (2010 - 2014)

LAURA SCARANO: UNA SEMBLANZA POSIBLE

Hoy es siempre todavía

Antonio Machado, VIII, “Proverbios y Cantares”,

Nuevas Canciones, 1924


Más allá del halago de haber sido convocada para esta semblanza, me resulta difícil hablar de Laura Scarano, guía y motor fundamental de nuestro grupo de investigación y cátedra, porque nos conocemos desde los 18 años. Junto con Marta Ferrari, hemos sido las tres compañeras de estudios y, en mi caso, de otras actividades por fuera de la carrera de Letras. Son muchísimos los años de compartir las altas y las bajas de la vida, muchos también los desafíos conjuntos y, por supuesto, mucho el cariño mutuo y confidente de la amistad, por lo cual las fuentes de esta “semblanza” son caudalosas en experiencias de toda índole que habrá que desbrozar para recortar un perfil, si se quiere más “objetivo”, de Laura Scarano como eminente hispanista argentina.

Laura nació en Mar del Plata el 7 de agosto de 1959. Ya estaba en su familia como hermana mayor Mónica, otra destacada amiga y colega en el ámbito de la Literatura Latinoamericana. Es nutrido el anecdotario de nuestra vida común como estudiantes: la calidez de sus padres, Dálder y Tita, al recibirnos en su casa; cinco o seis máquinas de escribir tecleando en su living para completar un trabajo conjunto de una asignatura pedagógica para la cual conformamos un divertido y esforzado grupo; y, sobre todo, su brillantez como estudiante, unida a una capacidad de decisión extraordinaria: cuando el resto estábamos eligiendo el tema de un trabajo práctico, Laura ya lo había definido y escrito. Así fue toda su carrera posterior.

A fines de los 80 ya trabajábamos juntas en Literatura Española I (entonces Literatura Contemporánea, según aquel Plan de Estudios, luego reformulado, por el cual la materia pasó a denominarse Literatura y Cultura Españolas II), a cargo entonces del gran profesor, crítico y formador de recursos, Ignacio Zuleta. Ella volvía de los Estados Unidos, a donde viajó ya casada con el compañero de su vida, el destacado ingeniero Carlos Manfredi y con su bebé, Gabriel, el primero de sus hijos. Allí, en Ohio, obtuvo su título de Master of Arts (1988), universidad a la que se incorporó con sus bríos habituales en otras actividades, tal el caso de la Revista España Contemporánea, la primera de muchísimas otras que contarían con su presencia.

Con generosidad y entusiasmo confió en Marta Ferrari y en mí para la conformación de la cátedra y el grupo “Semiótica del Discurso” (creado en 1992), una vez que quedó al frente de la materia y de las actividades de investigación. Ya doctora en Letras, fue la directora de nuestras sucesivas Tesis de grado y de posgrado, y luego de las tesis de muchos de los jóvenes que fueron sumándose al equipo. A los 32 años, en 1991, el año anterior al nacimiento de su hija Marisol, había obtenido su título de Doctora en Letras en la UBA, con un trabajo precursor sobre poesía social española (Celaya, Hierro y Blas de Otero), que ya informaba, tempranamente, sobre el rigor y la perspicacia audaz de su mirada crítica. Filología, sí, pero también teoría literaria, planteamiento y replanteamiento de las categorías fundamentales de la praxis poética (sujeto, destinatario, el propio discurso), revisados a la luz de una mirada coagulante, diversa y actualizada: semiótica y estudios culturales, sociología de la literatura, historiografía de las prácticas, hermandades transatlánticas y genéricas, en donde los textos son revisados por fuera de las letras que los animan y adquieren la envergadura total de su estatuto como praxis eminentemente social. Una mirada, entonces, que ha permanecido hasta hoy, también en los trabajos de sus discípulos, y que otorga a su tarea una política de la crítica literaria que abona su compromiso con quien ella ha querido y quiere ser: una docente e investigadora abrazada al sentido, a favor del sentido, tal el título de su último libro publicado en 2019.

Este enfoque poliédrico, que suma a su inquisidor rastreo filológico el aporte insoslayable de la/s teoría/s, tradicionales y actuales, significó una revolución en el ámbito de la crítica de poesía en la propia España. Un primer libro, publicado en 1994, La voz diseminada. Hacia una teoría del sujeto en la poesía española (escrito en colaboración, pero con su anima de renovación como pilar) modificó hasta hoy los modos de entender la lírica en el campo académico de la Península, tan atados, por entonces, a análisis exclusivamente filológicos. De allí en más su nombre se posicionó como un lugar de inagotable referencia en nuestro ámbito, que hasta la actualidad fue enriquecido por innumerables trabajos, seminarios, conferencias, tanto en Argentina como en España, Italia, Suiza, Estados Unidos. Su curriculum “descomunal” (diría Cervantes) con casi doscientas publicaciones (libros, capítulos de libros, artículos, ponencias y conferencias…), premios, becas, formación de recursos, y muchos etc., la llevó a ser promovida a Investigadora Principal de Conicet (la primera en esa categoría en nuestra Facultad de Humanidades, en 2012) y a ser reconocida, ya jubilada, como Profesora Emérita de la UNMDP, cargo de profesor extraordinario avalado por prestigiosos hispanistas, como Melchora Romanos, María del Carmen Porrúa, Germán Prósperi, Graciela Ferrero, Elisa Calabrese, María Coira, Aymará De Llano, maestros y colegas argentinos, cuyas rúbricas fueron acompañadas por los nombres de Joan Oleza, Arturo Casas, Ángel Prieto de Paula, Juan José Lanz, María Payeras Grau, Itziar López Guil, Jean Claude Villegas y Luis García Montero (poeta al que dedicó largos y rigurosos ensayos sobre su poesía y su prosa crítica), del otro lado del Atlántico.

No me detendré en esa ingente e incesante productividad, verificable en distintas plataformas de acceso abierto para los interesados, porque deseo volver a la razón del sentido político de su carrera académica, comprometida en todos los aspectos con la universidad pública, gratuita y de calidad de la que egresó como Profesora y Licenciada en Letras, y en la que siempre trabajó: la Universidad Nacional de Mar del Plata. Laura entendió desde el principio que junto con los méritos académicos había que construir, para sí y para los demás, un lugar de excelencia, posibilidades y crecimiento continuo. No esquivó, entonces, un protagonismo indiscutible en la gestión, con sus sabores y sus sinsabores: fue consejera departamental, Directora del Departamento de Letras, Secretaria de Investigación y Posgrado, consejera académica, directora del Posgrado, miembro del Comité Académico de la Revista del CELEHIS y directora de este querido Centro, bajo cuyo entusiasta y creativo mandato se organizó el I Congreso Internacional CELEHIS de Literatura Española, Hispanoamericana y Argentina en 2001, desde entonces vigente con sucesivas e ininterrumpidas ediciones. Fue asimismo presidenta de la Asociación Argentina de Hispanistas entre 2010 y 2014, cuatro años trabajosos y fecundos en los que tuvieron lugar el Congreso Internacional de la AIH (Buenos Aires, 2013) y el Congreso Nacional de la AAH (Santa Fe, 2014).

Pero su “nido” mayor (además de su familia) han sido y son, por fortuna, nuestra cátedra y nuestro grupo, “Semiótica del Discurso”, del que todavía es directora. Allí acudieron jóvenes a los que Laura no dudó en incorporar con generosidad y confianza y que hoy, ya no tan jóvenes, son el futuro que asegura la continuidad y calidad de un trabajo compartido de décadas de enseñanza e investigación, con excelentes resultados y enorme compromiso. Laura fue el motor de todo este presente y de los días que llegarán. Con estas palabras mías, seguramente insuficientes, que traen consigo las de estos colegas y compañeros con los que transitamos aulas, pasillos y oficinas, queremos agradecerle haber pasado, pasar siempre, hoy y todavía, por nuestras vidas y por nuestro trabajo, con tanta fecundidad, calidez y entrega.

Dra. Marcela Romano

INHUS-CELEHIS

Universidad Nacional de Mar del Plata

Graciela Balestrino (2014 - 2017)

Como en toda biografía, hay datos que se han extraviado en los recovecos de la memoria. Pocos saben que Ana María Graciela Balestrino, descendiente de italianos, nació el 11 de marzo de 1946 en Bandera, localidad santiagueña así denominada porque inicialmente marcó una frontera entre la línea de fortines y territorio indígena.

Tenía seis años cuando la familia se trasladó a Córdoba, ciudad donde Graciela realizaría estudios primarios, secundarios y universitarios. Obtuvo su título de Licenciada en Literaturas Modernas - Especialización en Lengua y Literatura Españolas en la Universidad Nacional de Córdoba, graduándose con todos los honores (Premio Universidad Promoción 1967). En 1971 se recibió de profesora y sus primeras armas en la docencia fueron precisamente en esa prestigiosa casa de altos estudios al lado de la recordada hispanista Alicia Malanca.

Motivos de índole personal determinaron su traslado a Salta, donde ejerció por un tiempo la docencia secundaria en el Colegio Belgrano. A partir de 1974 comenzó a trabajar en la Universidad Nacional de Salta y durante casi cuarenta años se desempeñó con pasión y rigor en dos asignaturas de la Carrera de Letras de la Facultad de Humanidades: Introducción a la Literatura y Literatura Española, pero fue sobre todo en esta última asignatura donde concursó en cuatro oportunidades cargos regulares de Prof. Adjunto, Asociado y Titular. Dictó numerosos seminarios y diversos cursos de posgrado en la Universidad Nacional de Salta y en la Universidad Nacional de Jujuy.

Obtuvo su Doctorado en Humanidades - Orientación en Letras en la Universidad Nacional de Salta con la máxima calificación en 2003. Su tesis sobre la reescritura en el teatro del dramaturgo español contemporáneo Alfonso Sastre (publicada en España, 2008) condensa las fundamentales reflexiones teóricas y líneas de especialización, la literatura española y el teatro, que constituyen un sello distintivo de su prolífica carrera en investigación (Categoría II del Programa de Incentivos).

Fue elegida Presidente de la Asociación Argentina de Hispanistas por el trienio 2014-2017.

Las dos líneas de interés de Graciela convergieron en la mayoría de los proyectos que dirigió sobre teatro barroco y español contemporáneo, de los cuales son testimonio numerosas publicaciones, varias de ellas en coautoría: libros, capítulos, artículos en actas y revistas académicas nacionales y extranjeras del ámbito del hispanismo. Asistió como expositora a casi un centenar de reuniones científicas y fue organizadora de eventos académicos dentro de los cuales destaca su labor en carácter de Presidente del “VII Congreso Internacional Letras del Siglo de Oro español” (Salta, 2009), de extraordinaria resonancia más allá de las fronteras provinciales, como se advierte en las Actas, publicadas en 2012.

Entre sus libros sobre teatro hispánico resaltan: La escritura desatada. El teatro de Alfonso Sastre (Hiru, 2008), fruto de su tesis doctoral, y El bisel del espejo. La reescritura en el teatro contemporáneo español e hispanoamericano (en coautoría con Marcela Sosa, 1997), donde Graciela teoriza sobre la reescritura.

Es imposible dar cuenta de las múltiples publicaciones de Graciela, que manifiestan la amplitud y coherencia de sus intereses sobre reescritura y metateatro, tanto en la producción barroca del Siglo de Oro como en el teatro español contemporáneo. Sus lecturas perspicaces e innovadoras aportaron nuevas miradas sobre nuestros clásicos y sobre la presencia viva de estos en la teatralidad de los siglos XX y XXI.

Ha sido y es miembro de entidades científicas relevantes como la Asociación Argentina de Hispanistas, Asociación Internacional de Siglo de Oro, Asociación Internacional de Hispanistas, GETEA (Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano – UBA), CeSICA (Centro Salteño de Investigaciones de las Culturas Árabe e Hispánica).

No desdeñó ningún esfuerzo por hacer conocer al público en general los textos fundacionales de la literatura española a través de homenajes, conferencias y disertaciones (inclusive ante alumnos de nivel medio de la provincia).

Asimismo, debe señalarse su importante rol en la creación de institutos dentro de la Facultad de Humanidades: con Zulma Palermo y Amelia Royo, del Instituto de Investigaciones Sociocríticas y Comparadas (INSOC), del cual fue directora, por concurso, desde 2004 hasta 2012; y con la responsable de la propuesta de fusionar el CEPHIA (Centro Promocional de Investigaciones en Historia y Antropología) y el INSOC, la Dra. Sara Mata, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades (ICSOH, Unidad Ejecutora UNSA- CONICET).

En cuanto a la gestión, ejerció varias funciones que demuestran su permanente compromiso con la Facultad de Humanidades y la Universidad Nacional de Salta, entre las cuales resalta su desempeño como Coordinadora y Miembro de la Escuela de Letras; Directora de la Carrera de Especialización y Maestría en Estudios Literarios (de la cual fue fundadora), Codirectora del Departamento de Posgrado y Vicepresidente del Consejo de Investigación.

Como una rama bifurcada de su especialización en teatro, es fundamental su aporte en el campo del teatro salteño, en el cual inicia una obra sin precedentes, la escritura de su historia desde comienzos del siglo XX, incluida, a su vez, dentro de la historia del teatro argentino en provincias bajo la dirección del Dr. Osvaldo Pellettieri. La publicación temprana de los primeros resultados de la investigación en Un siglo de teatro en Salta: memoria y balance (en coautoría con Marcela Sosa y Mabel Parra, 2000) abrió caminos para posteriores investigaciones de colegas de otras provincias y discípulos. También es destacable la edición de obras inéditas o agotadas en 40 años de teatro salteño (1936-1976) (en coautoría con M. Sosa, INT, 2008), además de numerosos artículos de indudable valía.

Como prueba de su incansable capacidad de trabajo, se puede mencionar su intensa labor de extensión: fue jurado de premios provinciales; realizó crítica teatral en medios académicos y periodísticos; fue coordinadora de mesas de teatristas de Salta; creó y dirigió un programa radial sobre teatro salteño (2003-2005); dio un seminario fundacional de teoría y crítica del espectáculo teatral (2004) en la Universidad –donde no existe la carrera– que fue un semillero de teatristas locales.

Por su actuación como docente e investigadora con proyección en los ámbitos regional, nacional e internacional, así como por su tarea de gestión y extensión al medio, fue nombrada Profesora Emérita de la Universidad Nacional de Salta en 2013.

Durante los años de trabajo reseñados someramente, Graciela puso una “pica en Flandes” en la Carrera de Letras de la Universidad Nacional de Salta: con una postura reflexiva y crítica desterró prejuicios sobre el carácter retrógrado de los estudios hispánicos y los posicionó centralmente –tarea que había iniciado su inolvidable amiga, Delia Dagum–, así como inauguró un espacio para los estudios teatrales, que antes de su actuación no tenían visibilidad y que hoy en día constituyen la “marca registrada” de las cátedras por donde pasó. Esta semblanza, aunque incompleta, aspira a expresar un afectuoso y profundo reconocimiento hacia Graciela, quien ha experimentado, y nos ha hecho experimentar a todos aquellos a quienes formó, una pasión “desatada” por la literatura.

Marcela B. Sosa

Universidad Nacional de Salta

Germán Prósperi (2017 - 2021)

Germán Prósperi nació en la ciudad de Santa Fe (Argentina), lugar en la que comenzó sus estudios de grado en la Universidad Nacional del Litoral, donde obtuvo su título de Profesor en Letras en el año 1993.

Desde sus inicios en la docencia se desempeñó en el nivel universitario y paralelamente trabajó como profesor en diferentes escuelas medias e instituciones terciarias no universitarias entre 1993 y 2008. Su trabajo en instituciones terciarias se enmarcó en la cátedra de Literatura Infanto Juvenil, experiencia que le permitió dictar cursos y seminarios de esa especialidad también en el nivel universitario. Este período de su trayecto lo habilitó a recorrer un camino como formador de formadores y a preguntarse por el cómo hacer docencia. Sus intervenciones amorosas en los distintos lugares institucionales marcaron una huella significativa y diferentes grupos de estudiantes cargaron en sus mochilas una biblioteca leída desde una pasión desbordante.

En 2003 obtiene el título de Magíster en Didácticas Específicas con mención en Letras (UNL) con una tesis sobre la enseñanza de la literatura española en la Universidad.

En 2008 logra a través de un concurso abierto la titularidad de la cátedra de Literatura Española en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Desde ese momento permanece en dicha institución e interviene en la formación de recursos humanos bregando por el crecimiento del espacio hispano en esa ciudad.

En 2009 obtiene su título de Doctor en la Universidad Nacional de Buenos Aires con la tesis Aprender a escribir. Escenas para una poética de la narración en la novelística de Juan José Millás.

En 1992 ingresó como Ayudante Alumno a las cátedras de Literatura Española I y II en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral y, a través de sucesivos concursos, obtuvo los cargos de Jefe de Trabajos Prácticos (1996), Profesor Adjunto (2004) y Profesor Titular (2012).

Si su maestra, la Dra Nora González, fue una verdadera hacedora en lo que atañe a los procesos de consolidación del hispanismo y en la formación de recursos humanos, él ha sido su mejor alumno. Creo que la mejor empresa que Nora llevó adelante fue generar en él la pasión desbordante para batallar contra molinos de viento y Germán constituye su mayor herencia.

Esa pasión heredada de su maestra hace que sus clases sobre La Celestina o la poesía de Jaime Gil de Biedma constituyan un volcán de lecturas derramadas en las que sus alumnos navegan fascinados. El interés generado se ha proyectado hacia diversas actividades formativas tales como pasantías, adscripciones, becas, tesinas y elaboración de temas de exámenes.

Como docente investigador Germán Prósperi ha dirigido y dirige proyectos dedicados a pensar temas y problemas de la literatura española contemporánea. Desde hace más de una década, estas investigaciones se han ocupado y se ocupan de las figuraciones de la niñez y la vejez en un amplio corpus del sistema literario hispánico. Con Nora González también aprendió que la generosidad intelectual es un valor no negociable cuando se trata de formar recursos humanos. La formación de jóvenes, la apertura a incorporar nuevos recursos humanos para hacer crecer un grupo de investigación le permite siempre encontrar un nuevo postulante que anhele hallar en las letras hispanas preguntas para hacer crecer el caudaloso río crítico. Literatura y didáctica, sumadas a su voracidad lectora, dibujan el perfil de un Profesor Universitario con todas las letras.

Asistió y asiste a numerosos encuentros donde despliega su saber y acompaña generosamente a las y los integrantes de sus equipos a presentar avances de sus trabajos investigativos. Está convencido de que el conocimiento es un bien social que solo puede crecer cuando se comparte y discute desde el lugar del respeto y la crítica amorosa. Una de sus principales virtudes es el acompañamiento evaluador preciso que pendula entre la libertad de quien está aprendiendo y el rigor de quien aconseja. Un arte singular que operó como una marca imborrable en sus aprendices.

Entre los numerosos Congresos en los que participó, los de la Asociación Argentina de Hispanistas ocupan un lugar de centralidad. Desde sus primeros años de Profesor fue miembro de la AAH y estuvo presente en los eventos organizados desde los años 1990. En 2017 obtuvo el reconocimiento de sus pares cuando en Jujuy fue elegido Presidente de la AAH, función que resultó ser el claro reconocimiento a sus incesantes trabajos en el marco del hispanismo, de sus batallas para llevar adelante el Congreso de 2014 en santa Fe y sus notorias intervenciones en el ámbito académico. Su presidencia se prolongó dos años debido a los rigores de la pandemia. Siempre estuvo atento a responder a las inquietudes y demandas de los socios sin importar cuánto le demandase. Esta capacidad de trabajo incansable es un rasgo indeleble de su personalidad. No conoce día ni horario para responder a quien lo consulte.

El aula siempre lo trascendió y forma recursos humanos permanentemente y ocupa diferentes cargos de gestión. Dirigió y dirige tesis de Doctorado, Maestría y tesinas de Licenciatura sobre temas vinculados estrechamente al espacio del hispanismo. Ha sido Director del Departamento de Letras y Consejero directivo por los claustros de Profesores Auxiliares y Profesores Adjuntos y actualmente lo es por el de Profesores Titulares en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral donde también dirige el Doctorado en Humanidades.

Desde hace muchos años integra tribunales evaluadores de tesis de posgrado y se desempeña como jurado en concursos para validar cargos de profesores en Universidades Nacionales. Lo hace con el pleno convencimiento de que es en la universidad y con su gente donde pueden tenderse puentes para transformarnos como ciudadanos.

Seguramente alumnos y pares siguen esperando sus vibrantes intervenciones para aprender y seguir interrogándose sobre el arte de hacer investigación y docencia a partir de un cuerpo tan lábil como lo es la literatura.

María del Rosario Keba

Universidad Nacional del Litoral